29 de noviembre de 2008

break....

Buenas noches queridos lectores:

Este post lo escribo de una forma muy concreta (algo muy extraño ya que soy chacharachera) debido a que por asuntos académicos estoy viajando desde hace unas semanas, y como ven, el tiempo para dedicarle a este desocupado lugar es poco. Es un milagro que esta desocupada editora ahora esté cumpliendo a cabalidad su plan de viaje y ande corta de tiempo -cosa que nunca pasa- razón por la cual estaré con ustedes constantemente, como siempre, desde el 8 de diciembre como dios manda, cuando regrese a la tierrita.

No estoy chicneando ni nada por el estilo,o bueno si, un poco tal vez :)
pero este, es simplemente un aviso parroquial para los tres gatos que leen este blog no ven que después se me aburren?

A ellos gracias por su amable espera... Nos estaremos reencontrando.

14 de noviembre de 2008

Gasparín...

Buenas noches, queridos lectores:

Se que a todos les ha pasado que alguna vez en sus vidas se han sentido ignorados por alguien o algo, sea usted un estudiante, o un empleado, o un vago… en fin, creo que no discrimina profesión ni estrato. Ese sentimiento de rechazo o de ignorancia percibida, es tan demoledor que desde su mismo comienzo acaba con las energías positivas de todo un día radiante. Pues bien, yo a esto le llamo el síndrome de Gasparín: que básicamente sucede así, acomódelo a su cotidianidad:


- Comienza el día con una madrugada helada, en medio de la lluvia sale el pobre Gasparín a coger transporte para desplazarse a su lugar de trabajo, pasa un minuto, dos, cinco y todos y cada uno de los buses que pasan a pesar de ir llenos, no le paran. Llega otra persona, se estaciona un poco mas adelante del susodicho y ¡ahí si para! Parece que el conductor no vio a gasparín, o mejor, lo ignoró.
- Una vez la apoteósica tarea de coger bus está resuelta, y va el pobre gasparín en medio del tumulto, por el escaso rayo de luz que alcanza a traspasar las cabezas de los pasajeros, o por eso del reloj biológico –que le dice a uno que se tiene que bajar- este timbra y el conductor sigue su camino y no para hasta que llega otro pasajero que espicha el mismo botón, y le frenazo indica que ahí hay que bajarse; claro esta, tres cuadras adelante (o incluso mas).
- Llega al trabajo –ya no de buen humor- y cordial e hipócritamente saluda a sus compañeros, que en medio del corrillo y el chisme no contestan el – “Buenos días”- sino hasta que Gasparín ya ha dado la espalda; sigue a su lugar de trabajo y la señora de los tintos acaba de repartir los últimos, ya no queda ni uno y entonces, la mañana se convertirá en toda una eternidad. Buena esa!
- El día de estrés no acaba, luego viene la hora del almuerzo, y la ansiedad provoca fumarse un cigarrillo, va a la casetica y pide –un blemont por favor…- después de un silencio, lo nota, el vendedor está en cuerpo, no en alma, estaba hablando por celular, y ni siquiera notó su absurda presencia. Gasparín: hoy no es tu día; el mal genio mata cualquier sentimiento de ansiedad nicótica.
- Resignado, Gasparín vuelve a su lugar de trabajo, nota un silencio raro -aunque en realidad parece que ese ha sido todo el día - pero esta vez es mas extraño: se da cuenta que sus compañeros no están. Indignado, pregunta a la señorita de recepción y le informan que todos los de la dependencia están en una reunión, que se aviso por correo o intranet, pero por lo que se ve, no le llegó a Gasparín. Parece que la tecnología se confabuló con el destino.

El final puede usted ponerlo a su acomodo bien sea trágico o rosa; pero si de algo ha de poder estar seguro, es que el día menos pensado; ese que usted necesita que todo le funcione perfecto, ¡Zas! Llega Gasparín y se apodera de su persona, y como por arte de magia se convierte en un ser invisible por momentos –casi siempre vitales- y por derechazo llenos de furia. No se lo deseo a nadie, pero la madre si no le ha pasado!

Que tengan ustedes un feliz y acogedor fin de semana, mis desocupados Gasparines….