26 de febrero de 2009

Osea...

A todos alguna vez en la vida nos han hecho la pregunta ¿A qué clase social perteneces? La inmensa mayoría (y hablo de la colombiana) responden automáticamente "media" unos le adicionan el "alta" y otros el "baja" pero finalmente siempre es "media". Pero como no, si casi la mitad de la población de nuestra amada tierra es pobre, antes tenemos suerte de no decir "baja" de primerazo, y por lo cual responder "alta" es también todo un acontecimiento.
¿Quién dijo que la vida es justa? no todos tuvimos la suerte de nacer en cuna de oro, y yo soy parte de esa inmensa mayoría de clase media; otros tuvieron mejor suerte que yo y son "ricos" cuyos hijos son comúnmente llamados en la jerga popular "gomelos". Estos retoñitos se caracterizan porque viven en los sectores mas exclusivos de la ciudad, estudian en las mejores universidades, tienen lo último en tecnología y a los 16 ya han salido del país mas de 4 veces, no les falta nada y se movilizan en los mejores carros. Algunos incluso nunca han tenido la tediosa experiencia de montar en bus urbano (de la que se salvaron). Por lo general solo conviven entre ellos, pues no suelen compartir los mismos espacios que los de clase media, o sea los pobres como muchos de nosotros; y por eso es raro poder frecuentar sus mismos centros comerciales y bares, ya que nuestro sueldo de un mes es lo que ellos se gastan en una tarde de compras o una noche de copas. A los gomelos se les reconoce principalmente por dos cosas:

1. Su ropa siempre es de las mejores marcas, a simple ojo el avalúo de su indumentaria un día hábil es mas o menos 800.000 pesos Colombianos (o 400 Dólares aproximadamente) y eso.
2. La peculiaridad en su forma de hablar: tienen un sonsonete característico de su naturaleza cremosa, es como si tuvieran algo entre sus dientes porque casi nunca se les entiende de forma exacta lo que dicen y toca optar por descifrar fonéticamente sus palabras o frases.
En mi caso, no me agradan de a mucho estas personas (aunque estoy generalizando) pues en ocasiones, consciente o inconscientemente son déspotas con los que no son de su clase. Sin embargo no lo puedo evitar, no me gusta estar en sus mismos lugares. Esta vez hice una excepción, pues el fin de semana tuve la oportunidad de ir a un sitio de esos para tomar cerveza en un reconocido sector de la ciudad a donde solo van gomelos. Como era de esperarse, un sábado en la noche estos lugares albergan una cantidad exagerada de gente, por lo que ya había unas cuantas personas haciendo fila para poder entrar. Cuando nos disponíamos para hacer la fila, noté varias – en realidad muchas- miradas "escaneantes" a mis amigos y a mí; a leguas se notaba que no les agradaba de a mucho nuestra presencia - y no es que tengamos pinta de malandros, es que simplemente se nota que no somos hijos de papi y mami - y me puse a tratar de imaginar porqué no disimulaban. Concluí entonces que nuestra ropa no es la mas exclusiva, nuestra jerga es mas bien sencilla y sin sonsonetes, y nuestros celulares no son lo último en guarichas, por lo que muchos de ellos ineludiblemente debieron pensar:
-Este lugar se está volviendo muy popular-

De inmediato, noté como todos los que estaban a mi alrededor eran de estrato 5 para arriba, sus caras afinadas y pieles perfectas, las viejas con peinados que parecían “despelucadas" pero que a la hora del té duraron horas frente al espejo, y los manes con camisa de cocodrilito. ¡que belleza!. Pero al igual que nosotros, les tocaba también hacer fila para entrar y tomar lo mismo que seguramente tomaríamos nosotros. El ingreso al recinto era bastante lento y había mucho carebonito esperando, mientras eso sucedía, algunos meseros pasaban ofreciendo empanaditas a los que hacíamos la fila, seamos o no gomelos (Entre otras, que buena estrategia para mantener esperando a un grupo de idiotas que quieren beber!) por lo que la espera se volvía un poco mas amena. Sin embargo, a diferencia de ellos, no nos aguantamos; era realmente absurdo perder tiempo aguantando frio y haciendo la dichosa fila en aquel sitio mientras la noche pasaba, ¡Ni que fuera gratis! Así que después de la agradable ronda de pasabocas, nos fuimos sin que quedara rastro de nuestra humilde presencia. No queríamos ser escaneados nuevamente ni mucho menos tener que esperar tanto por cuatro sillas para deleitar una refrescante cerveza.

Encontramos un lugar mejor en donde pudimos disfrutar con toda la tranquilidad y comodidad del caso el momento, que finalmente era lo que queríamos, fuimos unos mas del montón y eso es agradable, además que nuestras billeteras nos lo agradecerían eternamente. Si señores, desde hace mil años me he dado cuenta que en Bogotá es complicado ir a un sitio de gomelos por una noche sin pasar desapercibido, pues ellos por mas arreglado que uno se vaya, lo detectan a kilómetros de distancia. En realidad eso no debe importar ya que la plata de todos vale igual, el problema es cuando se tiene como motivo pasar un rato agradable y este no se logre por encontrarse incómodamente en el lugar equivocado.

Usted podrá decir que le doy demasiada importancia al asunto, y hasta pueda que tenga razón, pero por alguna extraña casualidad de la vida, no estoy acostumbrada a frecuentar estos lugares, puede que sea debido a mi naturaleza de clase media, que se encuentra sin prejuicios en todo lado. Los pobres a veces queremos darnos un poco de lujo en estos sitios pero ¿Quién dijo que son únicamente para los hijos de papi y mami? definitivamente mi madre tiene razón cuando dice que "En la viña del señor hay de todo"

Que terminen de pasar un buen día, y discúlpenme si alguno de ustedes pertenece a esta élite. Que culpa tengo yo de ser pobre.

8 de febrero de 2009

Psicosis Amigable...

Hay algo que me aqueja bastante desde hace un tiempo y son las relaciones sociales, mas bien las llamadas "amistades" Yo no sé en qué fallaron mis padres para educarme, no sé si es porque mi forma de ser no da para mas o porque simplemente muy pocas personas en el mundo son compatibles con mi personalidad; el caso es que a la hora del té, señores, hacer amigos es una de las cosas que mas trabajo me cuesta en la vida. En realidad no comprendo como hay gente que es tan sociable, tampoco entiendo por qué en mi caso es tan complicado hacerlos o en su defecto tenerlos; son tan pasajeros que no me duran casi nada, incluso puedo decir que en mi cerrado círculo social, son muy pocas las personas que me conocen desde niña (a excepción de mis familiares, obviamente)

La complejidad de las relaciones humanas son infinitas, uno por lo general no suele llevarse bien con todo el mundo y para mi caso, son muy pocos con quienes siento química fraternal, personas que me agradan con su simple compañia, nos entendemos, compartimos puntos de vista y discutimos otros, nos dejamos de hablar un tiempo pero siempre estamos pendientes mutuamente, y otras cosas mas que algunos suelen llamar "feeling"
No soy exigente a la hora de elegir, de hecho siempre trato de tener una actitud afable hacia los demás, y más en momentos en los que siento que quiero o debo hecer amigos; hago todo lo que mi humanidad puede, pero por mas que lo intento, siento que esta virtuosa tarea cada vez es más difícil. Por eso, una vez creo que alguien es mi amigo y que por fin encontré con quien compartir tiempos libres, no sé que pasa y se escabullen de mi vida sin dejar rastro, como si algo les asusutara.

Odio las veces que -por citar un ejemplo- he sido nueva en algún lugar: el primer dia de clases, el primer dia de trabajo etc etc, Son momentos en los que es básico ser amable, porque seguramente esas mismas personas serán mis compañeros por un largo tiempo y ante eso no hay mas que hacer que una buena cara; sin embargo, no logro ganar de la misma manera que otros la confianza de por lo menos uno solo de ellos. A estas alturas y bajo estas presiones, comprendo que la sociabilidad no es mi fuerte y que quiera o no, tendré que acostumbrarme a como dé lugar por el resto de mi vida.

La paranoia con este tema es tal, que hay momentos desquisiados en que pienso qué pasaría si yo me mueriera en este momento. ¿Quienes de mis allegados irían a mi funeral? Creo que aparte de la familia, serían muy pocos los que harían la dura tarea de darme el último adiós. No me invade la tristeza ni mucho menos, pero me parece algo fatalista pensar en que me fuí del mundo y nadie me conoció. jajaja.... Este tipo de tediosas situaciones, son simples cuestionamientos de mi complicada relación con otras personas, pero eso no significa que la asocialidad o como quiera que se le llame a esto, sea a fin de cuentas tan mala.

Hace poco afronté lo que es una decepción "amistosa" por parte de alguien que consideraba cercano a mi (llámese amigo) desde que comenzé la universidad; compartimos muchos momentos, unos buenos, otros malos, alegrías, tristezas, éxitos y fracasos. Fué una de esas personas a las que llegué a considerar como"amigo" y de un momento a otro, justo al final de la carrera, en ese viaje que anhelamos desde primer semestre y por el que tratamos a toda costa de ir juntas, me abandonó. Afortunadamente no estaba sola, habían otros pocos que también hacían parte de este selecto grupo. Es triste y melancólico, nunca supe que fué lo tan malo que yo hice para que decidiera alejarse tan de repente, y que la amistad de tantos años se viera turbada por otros intereses, que a lo mejor no quiso compartir conmigo. Solo sé, que no soy tan mala gente como para sentirme culpable, además descubrí que por lo menos existen personas que valoran mi compañía mucho mas de lo que yo creía. Mire usted como es la vida, este rollo me puso a echar cabeza y concluí que es mas fácil encontrar a la media naranja que a un verdadero amigo.
Si, esos somos nosotros, los sin-amigos (o los de pocos) los que pocas veces conseguimos encajar con alguien, los que contamos con los dedos de la mano -y nos sobran- las categóricas "amistades" que tenemos, los que cuestionamos la sociabilidad a tal punto, que creemos que en vez de ser un defecto es una bondad poder tener siempre cerca a alguien que quiso conocernos de verdad no por la impocisión social de caerle bien a todo el mundo. La soledad es buena, y es mejor tener dos buenos amigos que diez grandes hipócritas. Reflexivo ¿No?