23 de mayo de 2011

Dime cómo te llamas y te diré quién eres

—¿Cómo es su apellido? —Le pregunté a cierto muchachito, para un asunto de trabajo.
—Trochez, —respondió incómodo.
—¿Trochez? ¿Con Z?— pregunté con ignorancia.
—Si.
¡Vaya! qué apellido más extraño. Nunca lo había escuchado, pensé. —¿Y su nombre?
—Lothar Andreas.
—¿Cómo?
—Lothar Andreas.
—¿Cómo se escribe?
—L-O-T-H-A-R... —Respondió en medio del bochorno de sus rojas mejillas.
—Perdón, ¿de dónde es ese nombre?
—Alemán, así se llama el jugador favorito de (no recuerdo qué deporte raro) de mi papá.
—Ah, ya.

Podrá ser un buen deportista el tal Lothar Andreas, pero de ahí a que el pobre chino con pinta innegable de sudaca, se llame así, pobrecito. Con ese nombre ya tiene para que se la monten un rato. Pensé.

Silencio incómodo. Continúo mis labores haciendo de cuenta que nada pasó.

Todos hemos conocido alguna vez a alguien que probablemente no tenga tocayo, ese sujeto único en el salón de clases o en la oficina, el del nombre raro que hasta se ve ignominioso en el Facebook, gracias a la creatividad de sus padres a la hora de registrar a su hijo.
Sus nombres, por curiosos, despiertan risas, apodos y confusiones en los ámbitos en los que se mueven. Y es que el —¿cómo te llamas?— es el rótulo que puede decir en realidad de dónde se viene o quién se es; por eso lo considero como una decisión que se debe tomar con suma prudencia. Es preferible tener el nombre más repetido del listín telefónico, que llevar a cuestas una combinación extraña de letras, o cierto híbrido extranjerizado, que poco o nada haga juego con el apellido latino y lo haga quedar a uno en ridículo cuando le toque decir su nombre frente a todos.

Click en la imágen para verla más grande

Más que a los desafortunados dueños de esos nombres raros, mi llamado de atención iría para los padres que se las dan de creativos frente al notario. Si yo le pongo a mi hija Usnavy, la podrìa condenar al escarnio público: Niños burlones en el colegio o compañeros creativos que le montan apodo a sus espaladas. Con ese nombre la doblego a no triunfar, o al menos no mucho. No es por discriminar, pero son muy pocas las personas exitosas con nombres desastrosos. Es más fácil apuntarle al éxito llamándose Andrés o María, que Jheyson Daryani o Yamiris Dileth. En algunos países han intentado implantar decretos en los que se prohíbe a los padres colocarle a sus hijos nombres que atenten también contra ellos. Nada de  Napoleón Enrique ni Hitler Mauricio. Me parece justo, si yo fuera Farcep Hernández -por ejemplo-, demandaría a mis padres por atentar contra mí dignidad poniéndome así.

El mundo globalizado está poniendo de moda no sólo las grandes marcas como nombres propios, sino también la adopción de nombres extranjeros, que, combinados con apellidos criollos quedan algo histriónicos. Así, no es difícil encontrar a varios Bruce, Gokú, Disney, Britney, y otro sin fin de extranjerismos ó marcas. Sé que por ejemplo, ya hay algunos muchachitos bautizados Barack Fernando Rodríguez, y no faltará la Mercedes Benz González o cosas así.

Esas ganas altruistas de dárselas de internacionales los hacen quedar como objeto constante de comentarios (los pobrecitos se vuelven también inolvidables cuando se les tiene de compañeros no precisamente por su personalidad arrolladora). Algunos padres creen que con ponerle a su hijo un nombre extraño, se verán con más clase y estilo. No señores, están muy equivocados. Al contrario de lo que piensan, este tipo de personajes suelen ser asemejados como típicos integrantes de clases populares. Sí, suena discriminatorio, pero es precisamente el efecto contrario lo que sus creativas mentes pueden llegar a causar en el muchacho. Aparte de convertirse en un problema permanente cuando les pregunten su nombre en una entrevista, o los mencionen en la lista del colegio, se someten a la burla frecuente, al escarnio.

Me puse en la tarea, y encontré estas “bellezas” (descabecé una veintena más)en la lista de un colegio, que aunque no sean marcas, sus nombres despertaron en mí, cierta curiosidad :

-Yoor James
-Brayan Stick
-Yohudi Straiker
-Charles Jefferson
-Maycon
-Lubián Andrey
-Jarbinzon Arcenio
-Hertson Esneider
-Bayron Yusef
-Josman Haeth
-Jhonbleider
-Fransiney.

¿Brayan Stick? ¿Charles Jefferson? ¿Será la lista de un colegio en Marte? ¿Qué quieren demostrar los papás, bautizando a los niños así? ¡Por Dios!.

Mi intención aunque no lo crean, no es juzgar a nadie por como se llame, hasta allí no llega mi grado de intolerancia. El problema es que no logro entender por qué hoy en día, la gente, por tirárselas de moderna, creen que tendrán mejor estatus si sus retoños tienen un nombre que se escribe con las letras menos usadas del abecedario, o que son víctima de una fórmula híbrida entre el inglés, el español y los nombres de moda de ambos lados del hemisferio o de alguna lengua exótica. Es extraño cómo la creatividad se aprovecha de los procreadores justo cuando están frente al registrador para hacer el documento que dejará de por vida al chinito llamado de esa forma, y que muy probablemente él va a odiar. Sé también que cada quien es libre de ponerle a su hijo como se le venga en gana, pero ¿no es un poco injusto ponerse a jugar con la dignidad del pobre chino, con unos nombres que hasta a ellos mismos les cuesta un trabajo enorme escribir? No imagino al pobre Yohudi Straiker en el jardín infantil, tratando de escribir su nombre, llorando porque es muy difícil hacerlo, mientras la pobre maestra le enseña con paciencia a hacer las letras raras que aún no han visto en la cartilla.
Gran hazaña. Sólo a unos padres dementes se les ocurre poner al chino en esos pereques.

Sería también difícil que algún día el presidente tenga por nombre Brayam Harney, o que nuestro próximo Nobel de literatura se llame Neydert Efrén. Dime cómo te llamas y te diré quién puedes ser. O más bien, dime cómo te llamas y te diré quiénes son tus procreadores. ¿No les dará pena atentar así contra el autoestima?
Señor papá de Lothar Andreas. ¿No le parece exajerada su afición por yonosecuál jugador alemán, como para que su hijo tenga que aguantarse semejante chicharrón?

Gracias al Altísimo que mis padres al menos rayaron en lo común y no cayeron en el horror de bautizarme con un nombre extraño e impronunciable; tuvieron conciencia, y por suerte no sufriré por eso, como el pobre Lothar Andreas.

Mi sentido pésame a todos los sin tocayo que pululan por ahí y sufren con estas bochornosas vicisitudes.

6 comentarios:

Átomo dijo...

Jajajajajajaja

Para mí los nombres raros siempre han sido una afición. Le dejo unos de personas conocidas, que han marcado respectivamente mis épocas escolares:

-El coordinador disciplinario de mi escuela se llamaba Sinforoso.
-En el colegio estudié con un man que se llamaba Danovis Sánchez.
-En la universidad tengo un compañero que se llama Horminson.

Pero hace ddía llegué a la conclusión de que hay rostros que le ganan a esos nombres. Yo no soy un modelo, pero definitivamente me sorprende a ratos encontrar gente tan fea... aunque esas son otras "subjetividades".

Un abrazo, ha sido un buen reencuentro el que ha sucedido hoy... hacía rato no leía nada de usted.

Saludos,

Tomáz.

David dijo...

Claro señorita cambambera... totalmente de acuerdo y el jugador aleman al que te refieres es un futbolista de los 90 sino estoy mal capitan de alemania cuando ganaron el mundial del 90 en el que al unico equipo que no le pudieron ganar fue a tu Querida Colombia, increible no??

Anónimo dijo...

Me he llevado una grata sorpresa con esta entrada. Yo soy de las personas que creen que algo hay de predestinación, de especie de marca escarlata que el destino deja en el nombre de las personas. Como un estigma grabado a fuego que no se puede borrar.A veces yo he comprobado, al escuchar el nombre de una persona que no había visto nunca, que su rostro era tal como me lo imaginaba.El nombre es una tarjeta de presentación que puede crear prejuicios en esta sociedad.La importancia de tener un nombre sonoro, agradable la conocen muy bien tantos managers y compañías cinematográficas: no es lo mismo imaginarse a una tal Margarita Cansino que a una Rita Hayworth o a una tal Norma Jean Baker que a una Marilyn Monroe. Saludos y enhorabuena

Nightwriter dijo...

Buenas las tengan los tres gatos que leen esto:

Tomáz:Jajaja, al menos esos sujetos con nombres raros no pasaron desapercibidos, así sólo sea por la curiosidad de sus nombres. ¿Sinforoso? me imagino cómo se burlaban los chinos del coordinador que les ponía órden.
En cuanto a lo de la gente fea, sí, esas son otras "subjetividades".

David: No Chente, no sabía de la existencia de ese man. Gracias por el dato, pero igual me parece exagerado. Es como si tu le pusieras a tu hijo "Elpibe Palacio" ¿exagerado no?

Bloodylire: Si tiene razón. Hay veces que la cara de alguien refleja un nombre o viceversa, es curioso pero es una decisión importante para saber quién es quién. Gracias por pasarse por acá.

A todos muchas gracias por sus comentarios.

Un saludo.

F!TO dijo...

Muy bueno... Pero, deberias buscar el significado de altruista antes de utilizarlo.

Rehabilitación profesional dijo...

Que excelente post, realmente lo e disfrutado.