8 de abril de 2012

Lo siento querido profesor, tal vez no es lo mío.

La gente cree que eres profesor porque no pudiste ser otra cosa. No lo discuto. Lo que no saben es que si eres profesor puedes ser cualquier otra cosa.
-Nightwriter-


Hoy es mi última noche de libertad, la última noche que estaré sentada frente a este computador escribiendo y haciendo nada. Tengo sueño, en realidad sólo esta semana he dormido bien. Tres meses perdida porque entré en una nueva etapa y en un nuevo trabajo. Ahora enseño; sí, enseño como todos los profesionales varados que no encuentran otro trabajo, o esperan algo mejor y mientras buscan empleo, enseñan. A veces siento ganas de salir corriendo y cambiar la academia por una aburrida oficina, donde me paguen algo más y no tenga que llevar trabajo a la casa ni madrugar los sábados, para que cuando llegue el viernes, pueda ir a tomarme una cerveza tranquila y decir mierda, por fin es viernes ¡a descansar!  

Pero la vida no me la puso así. Ironía es que elegí una aburrida carrera oficinista y mi mundo ahora no es una oficina, es la enseñanza, la enseñanza, para más colmo, en una lengua extranjera. Nunca había cáído en cuenta lo difícil que es este trabajo del que casi todos hemos sido testigos y pocas veces valoramos. Hoy lo vivo en carne propia y me les quito el sombrero a los maestros. No me odien, no odio su profesión, pero tal vez, no es lo mío; al menos no en un colegio.

Y es que mientras me acostumbro (cosa que parece imposible) mis días parecen no tener nada de interesantes. Llegan los fines de semana y me atrapa una cantidad de trabajos por revisar, clases por preparar y notas por pasar. Salir un sábado significa perder un domingo, domingo que no  pagan pero al que debo dedicarle el tiempo para el lunes poder llegar con algo preparado porque enseñar nunca será improvisar y no debo quedar como un zapato frente esos aprendices que pese a que no son ávidos de conocimiento,  me encomendaron el papel de instruirlos y al final, aunque es sólo otro ladrillo más en la pared, hay que ponerlo bien.

Trabajo casi 12 horas al día para ahorrar dinero para el otro año largarme a hacer un máster, y ya no sé qué estudiar si todos los máster son -en últimas- para ser profesor universitario y ya me decepcioné en algo de la educación, de pasar alumnos porque sí, de que haya poca disposición de aprender y tenga que ser algo didáctica para hacer entender. Lo mío es hablar mierda sin parar, sin necesidad de acudir a la pedagogía como método. ¿Para qué ahorro entonces con tanto fervor? no lo sé, tal vez para buscarle otro camino a  este estilo de vida que está absorbiendo toda y cada una de mis partes, o para irme de vieje por un año si el dinero me alcanza.

Ya perdí mi voz de tanto gritar, esa voz que no servía para cantar pero si para hablar, también se fueron algunos kilos, pasé de talla 4 a  2, mi médico de cabecera me diagnosticó principios de anorexia, no porque vomite y esté obsesionada por la delgadez, sino porque la delgadez está obsesionada conmigo.Ya no leo, no veo televisión ni salgo por ahí con amigos. Ahora me acuesto como las gallinas, madrugo como los gallos (o más) y mi mente vive ocupada hasta en sueños. ¿A qué horas llegué a  entregarle mi vida a un trabajo, mi tiempo al dinero, y mi paciencia un cheque mensual? Por Dios, ¡a qué horas!  Esta es la vida laboral del asalariado promedio, no importa cuál es su profesión u oficio y debo decir que es una mierda.
   Aduzco que todo esto es porque mi defecto es quejarme, y por eso hoy me quejo, como lo hago de todo: del sueldo, del tiempo, de las cuentas, de mi vida... — Estos gajes del oficio son propios de principiantes, me dicen—, tal vez con el tiempo puedas hacer las cosa de manera más práctica reinteran; experimentados profesores me lo han demostrado, pero en realidad no sé si quiera que haya futuro en esto. Está bien que me han llegado a considerar "muy buena", pero no sé si en realidad quiera seguir haciéndolo. No lo sé porque no sé qué es lo que quiero. Quizás, si estuviera clavada en una oficina estaría renegando por lo eterna y aburridora que son las rutinas ejecutivas y extrañara la docencia, y entonces quedo en una encrucijada de quejas y dudas y ninguna respuesta; sólo se convierte en un maldito círculo vicioso en donde la única solución sería no trabajar, cosa que a mis 27 años ya es imposible.

¿Pero por qué te quejas si no es tan malo? dirán unos. Estoy segura que la docencia es de las profesiones más difíciles y peor pagas que existen, pero también sé que mi título de "internacionalista" no sirve para un carajo. Porque en este país es difícil triunfar si no se tiene palancas que muevan el engranaje del éxito. Muchos de mis colegas ejercen porque encontraron quién los patrocine, los que no, tienen trabajos no muy buenos que en últimas ganan lo mismo que yo y no aprenden nada. Yo, que pocas o nulas oportunidades tengo de que me palanqueen por ahí, sigo enseñando porque es lo único que encontré, algunas veces lo disfruto, otras lo odio, pero siempre aprendo algo  de mis alumnos y el rol de enseñar me lo tomo en serio; al menos, trataré de hacer lo mejor que pueda, admirando la labor de los licenciados y profesores de verdad porque yo lo soy de mentiras. Por fortuna.

Así que por eso aproveché semana santa, para leer los libros que en días laborales el cansancio no me deja, comí como glotona todo lo que se me antojó a ver si vuelvo al menos a mi ususal talla 4, trasnoché perdiendo el tiempo en Internet, ví montones de películas como hace harto no lo hacía, visité a algunos amigos y me tomé unos tragos sin afanes, me dediqué a la pereza y mandé a la mierda todo el trabajo que tenía pendiente para después de vacaciones. Pero entonces mientras escribo esto me acuerdo que hoy es mi última noche de libertad, y que a partir de mañana seré otro robot que trabaja en el sistema educativo, que le toca pasar alumnos por cuadrar estadísticas, que ahorra todo lo que puede para estudiar algo que ya no sabe qué será, pues ya la educación la defraudó y que aun así seguirá buscando mejores caminos para ver si sobrevive a la teoría de Darwin. 
    Porque eso de ser adulta y trabajar si que es duro, eso de sobrevivir en este mundo laboral donde ya no vale ser un buen estudiante, tener buenas notas y mil estudios es innecesario. Sólo se puede surgir si se tiene un buen contacto, una buena palanca que te catapulte al éxito profesional, y que haga que tus cuotas del Icetex se vean minúsculas cuando recibes el tan anhelado salario. Pero eso sí; nadie te asegurará de que allá seas feliz y disfrutes tu trabajo.
Esperemos que las próximas noticias sean mejores. Iré a comer y si puedo, a dormir, no sin antes dejarles esta frase:
Cualquier imbécil puede tener un trabajo; vivir sin trabajar es cosa de sabios. -Charles Bukowski-
Y oh que sí es cierta...

7 comentarios:

Paper dijo...

Y es que no trabajas cuando haces lo que te gusta... era así no?, quizá a eso se refería Bukowski.

No podría decirle mucho pero persevere y regalese cada día algo a usted misma!

Señorita se ha leído Momo?... me imaginé su mundo así, esclavizada al trabajo sin tiempo para nada más. Pero no la juzgo porque no conozco su situación, créame que si la pudiera ayudar a cambiar lo haría !

Le regalo esto que de casualidad me encontré hoy...

Saludos !!

Átomo dijo...

Definitivamente hay que decirlo más ampliamente: "El trabajo no es lo mío". Sin embargo, como usted bien lo dice, la plata no sale del aire.

Trabajo es trabajo, pero la cuestión es encontrarle el lado a todo, si acaso le interesa, le recomeindo un autor que le ayudará mucho en esa profesión, quizá a hacerla más sencilla y a mirarla con otros ojos: Paulo Freire, brasileño.

Libros de él, como Pedagogía del oprimido o Extensión o comunicación le vendrán bien.

Un siempre grato saludo tras leerla,

Átomo.

Elvis Elgato dijo...

Hola mi escritora noctambula, bienvenida al chiquero, aunque parece que el chiquero no te quiere, el trabajo es horrible pero yo creo que mientras pague las cuentas y provea el precioso licor es aceptable, que forma de prostituirse, ¿no?, yo dictaba clases en universidad y los estudiantes me adoraban porque yo regalaba todas las notas y me emborrachaba con ellos, todos pasaban!, pero es que dedicarse en el tiempo libre a leer un monton de estupideces que no merecian ni un madrazo!, me decidí por lo mas facil y lo mas convenienete para mi: regalar las notas.
Siento cierto respeto por usted porque al menos no parece tan mediocre como yo.
En el tema de las polemicas por alla arriba en un coment un estupido se atreve a afirmar que Bukoski habria dicho que "a uno le tenia que gustar el trabajo", jamas, y repito: JAMAS, el gran Chinaski se abria referido al trabajo de esa manera, pobres idiotas que se ponene a hablar de lo que no saben, simplemente porque no saben que estupidez poner en el coment, patetic, un saludo mi escritora noctambula.

Arturo Cendales Herrera dijo...

Hola socia. Bienvenida a la profesión. Es una tristeza leer los comentarios desafortunados de tanto bohemio que ni a la ortografía se acerca, como para disimular.

El hecho de que ahora trabajes en un colegio, difiere mucho de tu estilo de vida, pero es una labor noble y, concuerdo contigo, totalmente desagradecida y mal remunerada. De los pocos años de experiencia que soportan mi hoja de vida, al menos un 90% se pasaron entre agendas, uniformes, llamados de atención y cosas que se puede pensar (y de hecho lo hago), no sirven de nada...

Depende de ti y de que le tomes tu ritmo para hacerla una labor más a tu estilo.

Te invito a que pienses también, en la responsabilidad que te atañe con esas personitas. Se me ocurre, y me siento atrevido al proponerlo, que hoy no te sientes ubicada ni en tu propia cama, por la culpa de alguien que ejerció la docencia sin conciencia, y que en algún momento de tu proceso académico, no hizo las cosas bien.

Ánimo!

Cordial saludo.

Collective Soul dijo...

Lo único que no me parece del ritmo de vida adoptado es lo de "Ya no leo", por favor retomar tan necesaria práctica.

Juanma es Collective Soul

"No one sees the things you do
Because I stand in front of you
But you drive me all the time
You put the evil in my mind"

- The Mule -

Anónimo dijo...

Señorita, siempre es un placer leerla, làstima que en esas condiciones, espero que ya estès un poquito màs adaptada al trabajo, tengas más tiempo para comer y leer, y todas esas cosas placenteras de la vida.

Justo hace poco un profe me preguntaba si quería dedicarme a la docencia, en su época era la principal aspiración de un biólogo, le dije que no, me preguntó que que tenía de malo y le dije que nada, pero que prefería asipirar investigar. Esperamos que se pueda, en nuestro campo no solo se trata de palancas, también se trata de que tanto el estudio sirva para reafirmar nuestro antropocentrismo.

Un abrazo y mucho ánimo! :)

EL DESESPERADO dijo...

Soy Docente y me siento igual que tu, por mas que miro y miro a veces no le encuentro sentido a las cosas