31 de agosto de 2009

¡Hola soledad!

¿Quién dijo que estar solo es malo? ¿Es acaso la soledad un castigo? Entiendo que a veces es bueno saber que se cuenta con alguien, quizás una mano amiga suela ser necesaria, pero hay personas que aprenden que estar solo es la esencia de sus vidas y pueden disfrutarla. Lo malo, es que la soledad representa la dialéctica de la compañía, y entonces parece ser mas penosa de llevar cuando se cae en ella y no se conoce, o no cree haberse conocido nunca.
Mi niñez transcurrió entre la esporádica compañía de mis primos, el yermo de mis juguetes y mi mundillo fantasioso. A veces, sentía que tal vez, sería bueno que otro niño de mi edad quisiera jugar conmigo aquel juego que me había inventado, entonces no encontraba mas que un silencio rotundo de mi habitación y el maullido de un gato. Mis compañeras del colegio (porque durante doce largos años estudié en colegio femenino) eran eso, compañeras de colegio , y mas allá de el salón de clases y la presencia algunas veces de mis primos en casa de mis abuelos, nunca tuve amigos ni conocí otros niños.
Entre la soledad de mis juegos, vi como yo construía mis propias fantasías, cómo cada vez me alejaba de las cosas que hacían los otros con sus amigos y aprendí el arte de hablar sola y disfrutarlo. No tengo hermanos y entonces mi única compañía era mi madre quien solía ver telenovelas mientras yo me alejaba en un mundo solitario y onírico que yo misma construía y todos desconocían, por eso, empecé a comprender que eso que era para otros "soledad" para mí no lo era, o por lo menos no lo sentía de esa forma. Yo creo, que tal vez por ese ambiguo concepto y algo de pesar que me guardaban mis familiares, me invitaban a paseos y a quedarme en casa de mis tíos y primos; yo, después de una noche, lloraba en silencio, me sentía apartada de lo que era realmente mío, de mis castillos de nubes imaginarias y claro, de mi mamá. Como nunca tuve amigos en el barrio, me acostumbré a emprender aventuras en solitario, nunca puede salir a patinar con otros niños y me tocaba, nuevamente estar sola, patinar sola, ver muñequitos sola y hacer todo lo que hacen los niños -menos tener amigos- sola. Así pasaron los años de mi primera y segunda infancia y para mí se fue haciendo normal.
De igual misma forma transcurrió mi adolescencia, enfrascada en la soledad de mi cuarto, un recinto viejo de estudio que antes era de mi abuelo. Las únicas personas de mi edad que conocía eran, nuevamente mis amigas del colegio y a veces –ya mas esporádicamente- mis primos. Ya no habían juguetes ni castillos en el aire, así que mis nuevos refugios pasaron a ser unos libros viejos, escribir unas cuantas palabras, escuchar música tonta y al final un perro; esos eran mis nuevos amigos, mientras todos los de mi edad se dedicaban a vivir su adolescencia, yo la vivía a mi propia manera, es por eso algunos creían que yo era una niña medio boba “que no sabía disfrutar la vida”.
Por estas circunstancias, nunca concebí la soledad como un estado de amargura al que aducen otras personas que a diferencia mía no vivieron, yo aprendí a verle el lado agradable al estar sin compañía, a reír, llorar, pensar y escribir mis cosas sola en las cuatro paredes de mi cuarto, y a considerar importante la escasa compañía de una mascota, por cierto, nunca creí ser tan boba como otros pensaban, sólo que vivía de otra manera estas etapas de la vida.
Hoy, a comienzos de mi incipiente adultez, logré hacer algunas amistades y pude tener relaciones sentimentales; ya, en teoría no estoy tan sola como lo era antes para otros, sin embargo, el concepto es diferente, pues esa "soledad" que parecía acompañar mis primeros años, cambió de sentido, su sabor es distinto; sé por experiencia que ser solitario no es ser un ermitaño aislado, que viva en una cueva como lo hacía el personaje de Jean Baptiste en la Novela de Süskind "El perfume". No, la soledad tiene en este caso otra connotación, y consiste en ver cómo se aleja de nuestra vida alguien que perece haber roto ese viejo concepto que aborrecemos desde niños, cuando en un abrir y cerrar de ojos decide alejarse y separarse del camino y cuando su ausencia crea un vacío nunca antes imaginado (tal vez porque nunca antes se había tenido a ese alguien) eso es ahora, estar realmente solo.
Hoy creo que la fantasía de los castillos imaginarios y la de los libros , fueron siempre una constante compañía, mis eternos amigos a los que podré seguir recurriendo, así que por eso nunca se está del todo solo, pero después de todo, creo que perder un amigo que se cree -por fin- haber encontrado, es en definitiva, perderlo todo, quizás por eso es tan difícil hallar uno.
Tiene razón la canción de el señor Rolando la Serie (músico de cabecera de varias abuelitas y algunos procreadores) cuando dice en su canción: ¡Hola soledad, no me extraña tu presencia, casi siempre estás conmigo, te saluda un viejo amigo, este encuentro es uno mas...! Aquí les va:

18 de agosto de 2009

La pasión de Gabriel…

Como en anteriores ocasiones he manifestado, mi vago conocimiento en cine no me permite hacer grandes aportes ni críticas, pero aún así no me impide comentar sobre este arte. No siempre va a significar elogiar las producciones - aunque de hecho, amerita hacerlo cuando realmente vale la pena- otras veces dar una negativa apreciación da pie para justificar un por qué y es por eso que hoy no vengo a echar flores, sino todo lo contrario a criticar.

En una cercana oportunidad, fui a ver "la pasión de Gabriel" película colombiana que según los medios prometía bastante. Cuenta la historia de un curita alebrestado que tiene enredos con una muchacha del pueblo donde es asignado como párroco. Hasta ahí todo muy interesante, pues ese tipo de situaciones ponen al rojo vivo la controversia y dan de que hablar. Sin embargo, creo que debí haber esperado a que en algún domingo o festivo la presentara un canal de televisión nacional pues a mi juicio, no merece tanto como para pagar una boleta de cine.


La trama, de por sí es trillada pero no deja de ser interesante, de antemano se sabe que una historia cuyo eje central sean los líos de faldas de un sacerdote debe despertar comentarios, criticas y en este caso, lujuria. El padrecito aquel, recién pasado de los treinta, tiene furtivos encuentros amorosos con una jovencita -muy bonita por cierto- del pueblo y se convierte en una candente relación en la que prolifera el sexo, ya que las ganas incontenibles de desfogar los años de represión por causa de los votos sacerdotales en él, llegan a hacerse ciertas cuando la conoce a ella, lo que los convierte en pecadores enmascarados convertidos en nobles figuras sociales.


De ahí, nada mas interesante, un encontrón ideológico del protagonista tanto con los burócratas de la pequeña población como con los intimidantes guerrilleros que merodean la zona, dado que es uno de esos padres inquietos que trabaja mas allá de lo que los cánones eclesiásticos le permiten, eso hace que su vida penda de un hilo a cada instante y sea motivo para convertirse en enemigo acérrimo de ambos bandos a tal punto, que empiece a ser cuestionada su vocación como sacerdote por muchos de los pobladores.


Gabriel, luce una vestimenta poco usual en un pontífice, parece mas bien un hippie loco que llegó a un pueblo a cazar jovencitas, seducirlas y acostarse con ellas; por lo que no me convence del todo que se paseara por todo lado en pantaloneta y camisas raras color azul pastel o en su defecto sin ellas. El alcalde en cambio, vestía pantalones largos y camisas blancas de cuello, asemejando mas la imagen de párroco que el mismo protagonista (por su indumentaria, no por su físico, ya que en esto si pusieron a un hombre que tiene pura pinta de pícaro). Puede que yo sea demasiado pragmática y haya tenido tal impresión, pero en este caso es cuestión de convicción fílmica.


Me sorprende y me alegra que poco o nada se ve de drogas y narcotráfico, elementos clichés del cine colombiano, pero aún así va intrínseco el tema de los ya conocidos grupos al margen de la ley, su frecuente presencia en pequeñas poblaciones de la geografía nacional y el papel hostil que juegan siempre en estos lugares: Amenazas, matanzas y acecho a todo aquel que los contradiga, cosa no muy lejana de la realidad que por supuesto no podía faltar en la trama; lo que hace que a pesar de ser una historia aparentemente diferente, con otros matices, en el fondo resulta dando de lo mismo a los mismos.


No sé si serán esos tópicos tan usuales y predecibles lo que hizo que "la pasión de Gabriel" no me haya gustado del todo, no sé si la trama central perdió su rumbo porque uno cree que va a encontrar una historia perversa de los amoríos del religioso y resulta topándose con una cuestión socio-política de nuestra realidad y de eso ya hemos visto mucho, tampoco sé si es porque la protagonista, era quizás un personaje más que poco o nada hacía, salvo acostarse con el clérigo. El caso es que, en mi humilde opinión, quisieron hacer algo diferente, tomar nuevos caminos y repetidamente cayeron en los clichés de siempre con un argumento flojo.


Es bueno que se produzcan películas con mas frecuencia para que la calidad de estas sea cada vez mejor y que por eso el cine nacional empiece a tomar una importancia a nivel regional y cierto reconocimiento internacional, también es un punto a favor que los directores muestren nuevos rumbos en sus temáticas para así pasar del absurdo monótono de siempre a innovar en ellas para que salgan del tradicional esquema de la violencia y que de ahí en adelante las tramas poco o nada tengan que ver con nuestros sangrientos conflictos. Lo único malo, es que por ese afán de idear, dejan de lado lo mas importante: Seducir al espectador. Creo que en eso aún faltó algo de trabajo en "la pasión de Gabriel" Aunque, a decir verdad, desconozco por completo el verdadero rumbo del cine colombiano, de ahí a que mi opinión carezca de peso y no pase a ser mas que eso, una opinión.

Juzguen ustedes cuando la vean…

3 de agosto de 2009

¿A tí y a cuántos más?

Ad memoriem Ruby Cifuentes.
Dentro de tus entrañas se gesta, en medio de un silencio absurdo y una fisiología perfecta, el comienzo de lo que será una futura tragedia. Pasan los días, las noches, los meses y los años y él sigue ahí, callado y con apariencia inerte. Trabaja bajo la custodia del silencio, calla todo, no refleja nada y el tiempo corre y corre. Tus ojos -la ventana del alma- sólo reflejan el vivir de la vida, las alegrías y tristezas, la locuras y desenfrenos, los momentos de dolor y de odio, los instantes de júbilo en los que gritas porque has alcanzado un logro; no te das cuenta pero él sigue ahí, escondido como el mas grande de los cobardes tratando de pasar desapercibido.
El tiempo va de prisa, corre como si llevara afán, entre suspiro y suspiro, tu vida va componiendo su propia melodía, ya está casi lista. No te das cuenta, tus hijos ya están grandes, ya se valen por sí solos y tu apenas ayer les dabas de comer de tu pecho. Y el tiempo sigue corriendo. El pasar de la vida te muestra amigos y enemigos. Tus amigos, orondos de alegría, han sido tu bastón emocional durante varios años, tu familia, es la manta de calurosa lana que te envuelve para dejar que la soledad apenas te roce. Tus enemigos, crees que han sido pasajeros, aquellos que creyeron alguna vez verte frágil y solitaria hoy son sólo recuerdos, finalmente se han ido de tu vida. Lo demás continúa y el tiempo sigue, sigue corriendo.
De repente sientes algo extraño, estás diferente, tus días han cambiado de sabor. La vitalidad y lucidez del éxito que te han acompañado siempre, parecen alejarse repentinamente. No es momento de perturbar, no sabes que él, tu enemigo que creías esfumado, está trabajando en tu ser, callado y discreto, lento y seguro, arraigado a ti mas cerca de lo que crees.
Decides que es hora de ir al médico. Por fin ves a ese que llaman "doctor" está cambiado, hacían meses que no se veían. Luce viejo, tiene ya algunas arrugas al rededor de sus ojos, y un cabello que parece ir difuminándose cada mañana, cada tarde y cada noche. Te toca pausadamente, te mira a los ojos, dice que vuelvas pronto, que no tardes y que de paso, saludes a sus amigos de radiología. El tiempo, sigue corriendo.
Llega el día, por fin tienen algo para ti, es una noticia.
- Puede ser saludable. Piensas mientras él clama tu nombre por la soledad de un frío pasillo de aquel hospital. Sus ojos te miran como si fueran aguijones, se sumergen en tu humanidad suave y delicada. No lo habías notado, pero has bajado unos cuantos kilos.
- No son buenas noticias. Dice con voz agonizante. - Se que esto es duro y pronto saldremos de esta, hay varios tratamientos muy efectivos. Continúa.
No resistes el llanto, la noticia empalideció tus días. Ahora sabías que estaba ahí, en lo mas profundo de tus entrañas. Resguardado cómo si tuviera miedo, pero fortaleciendo su coraza, alimentándose de tu sangre, de tu vida y de paso acabándotela.
Ahora ves que no todo es tan fácil, ya estas débil y has perdido tu cabello, el tiempo corre y ahora, es un enemigo mas, de esos que creías haber derrotado. Sientes unos pocos alientos, esos pocos que bastan para responder que estás bien, pero hasta tú lo dudas. Ahora ves que tu vida es corta, que estás sólo en la mitad del camino, pero él te tenía preparada su sorpresa para que cuando notaras su presencia cruel y perversa, desfallecieras. Sin embargo, el tiempo corre.
Ya no te vales por ti misma, sientes que el cuerpo te pesa. La vitalidad de tu aura se ha marchitado, ya no respondes. Quizás, sientas que los tuyos claman el dolor que tienes cuando estás en vida. Es tarde, el tiempo ha corrido, y él estuvo presente en cada uno de tus días, en cada uno de tus actos. Hoy, sale a la luz y da sus señales de fortaleza, no se cansa de ser tu enemigo, quiere acabar contigo así trates de aniquilarlo con el mas duro de los tratamientos.
El sollozo y los clamores de los tuyos no se reflejan en sus caras cuando están contigo, pero detrás de esa pared, justo al lado opuesto, se forman océanos interminables de lágrimas de dolor, dolor por verte inmóvil, débil y cansada. Pero todo el fulgor de sus lágrimas, se resguardan en la esperanza de que pronto estarás bien. Quieren estar contigo, él también es su enemigo. Intentas poner una sonrisa en sus caras pero ya ni eso alcanzas, te conformas entonces con mirarlos fijamente, uno por uno. El tiempo corre y sigue corriendo desesperadamente.
Llegó el día, yaces en tu cama que fue tu compañera por mas de 40 años, es hora de dejarla. Estarás en un lugar donde tal vez, puedas levantarte sola, donde tal vez se concentre la esperanza... o tal vez se pierda. No importa, es el juego de la vida, el del todo por el todo. No estás tranquila -lo sabes- algo abruma tu alma, estás pálida y casi inerte, sin embargo sientes que no es el momento, estás esperando a que ella llegue. Apenas, tus fuerzas alcanzan para levantarte de la cama y asomarte. No lo creen pero estás mas consciente que nunca, saben que esperas a alguien, así el tiempo corra.
Cae la noche y su ausencia corroe tu marchita existencia, crees que estás en el lugar, donde las esperanzas se multiplican, donde a lo mejor encuentras la respuesta mientras él estuvo ahí, silencioso en tu refugio. Pasa la noche y el alba te indica que ya es un nuevo día, una nueva batalla que estás intentando ganar, pero que cada vez te hace mas débil. Por fin ves su cara, es blanca tiene algunos apartes de color rosa y unas diminutas manchas de sol. Sientes una dicha formidable, por fin logras ver a la mujer que te dio la vida. Ahí está ella, en frente tuyo con su frondoso pelo blanco y su cara tierna con aire maternal, te besa y te dice que te quiere, que estará contigo el tiempo que sea necesario, hasta verte salir de allá e ir de paseo como lo habían planeado hace apenas unas semanas.
El tiempo no da tregua, tus esperanzas de verla ya se convirtieron en hechos, y hoy son alicientes para sentirte tranquila, serena y en calma, justo como siempre lo has sido. Crees que es hora. Cierras tus ojos y con el calor de las manos de tus retoños, hoy florecidos, decides dejar este mundo material, y dirigirte a ese lugar tranquilo y etéreo, donde él no podrá seguir empecinado en invadir tu regazo. Ganó la guerra, finalmente se apoderó de ti, y de todo tu cuerpo, ahora muere contigo, y muy seguramente querrá traspasar la barrera genealógica, esa que desde hace algún tiempo te había mostrado que tú podrías ser la próxima, esa que tu padre tampoco superó hace poco menos de dos años.
Hoy, solo queda el despojo de lo que alguna vez fue tu cuerpo, guardado en una caja de madera color caramelo, adornado de flores y oraciones de los que fueron los tuyos. Hoy, ese enemigo silencioso que se empecinó en acabar con tu vida, con tu ser, se marcha con la cabeza en alto. Has sido una víctima mas de ese agredido imperio.
Por qué, ¿por qué eres tan inteligente maldito cáncer? ¡Mira cuántos no mas te has llevado! ¿A cuántos más tienes en tu negra lista? ¿Será que nunca nuestra indomable razón y nuestro intelecto lograrán encontrar un camino para evitar esta maldita pena de sufrirlo? ¿Cuántos mas serán tus víctimas? ¿En quiénes empezaras a apoderarse de su ser? Seguirás dando lentos pasos callados y lúgubres en nuestras entrañas? ¿cuantos más? por favor ¿cuántos?
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Esta entrada queridos lectores quizás se sale un poco de lo que usualmente se escribe en este blog. Está hecha con el corazón en la mano después de pasar por estos duros momentos, pero en especial va dedicada a la memoria de Ruby mi tía, y a la vez a la vida de Jorge O (lector esporádico de este blog) y Lili, sus hijos; quienes por estos días perdieron lo que más adoraban en el mundo y quien era todo para ellos: su madre. También, se la dedico a todos los que en estos momentos sufren o tienen a alguien agonizando con esta dolorosa pena a la que llamamos cáncer.