28 de diciembre de 2010

Ya no fuimos nadie.

De entrada, sé que este 2010 no fue cosa fácil, ya son casi 3 los meses en que no escribí aquí ni una sola línea; un año más bien flojo y perezoso en lo que aquí a la suscrita, respecta. Este año cerró con broche de oro; el país se inunda bajo las inclementes fuerzas de la naturaleza y me arruinó mis vacaciones al parque Tayrona que con tanta anticipación organicé, aunque no por todo dejé de pasarla bien, mientras veía la lluvia caer en las bonitas playas del Caribe. No fueron muchos los logros y el éxito se presentó de a poquitos, como si lo tuviera que saborear en cómodas cuotas. A veces pienso que en medio de todo, la L de loser se atenuó un poco más en mi frente. Se va el 2010 y quedo en las mismas, con ganas de iniciar nuevos proyectos, hasta cambiar de profesión, y obviamente seguir alimentando este lugarcito que tantas cosas agradables me ha traído. No hay que ser desagradecido, darle vida a esta pendejada de diatriba que surgió una noche de insomnio resultó un remedio infalible contra el ocio.
Y ya se está volviendo costumbre escribir una entrada de despedida de fin de año, procedo a hacerla. Sé que les importa un bledo lo que suceda en mi aburrida vida, pero no teniendo más en la cabeza, este es un recuento lisonjero de este año que se va en la vida de su humilde servidora.

En este 2010:
No conseguí un nuevo trabajo; hice nuevas amistades; bañé por primera vez al gato; salí de Bogotá muy pocas veces; tuve tres psiquiatras nuevos; leí a Florence Thomas y sus “conversaciones con violeta”; me volví a endeudar; batí récord en gripas; boté 3 celulares; me vacunaron del tétano; me reportaron en Datacrédito; compré otro computador; me mandaron a la mierda; mandé a la mierda; empecé tratamiento de ortodoncia; pasé de chiripa al taller de cuento; dije cuantos pares eran tres moscas; mentí de la forma más sutil; tuve mi primera entrevista de trabajo; leí muchos libros; me reencontré con viejas amistades; perdí bonitas amistades; escribí muy malas cosas; empecé un diplomado; llené de virus el computador; se me hizo tarde casi todas las mañanas; eché a mi papá de la casa; emborraché por primera vez a mi primo, el santurrón de la familia; volví a ver a un viejo amor; me disfracé de Betty Boop; volví a fumar; dejé de escribir en el blog; empecé clases de francés; perdí buenas oportunidades; abrí cuenta en Twitter; fui gratis a la feria del libro dos veces; se me dañó el televisor gordito y el DVD; cambié de habitación; salí de pelea con la música y con la literatura; me estoy reconciliando con ambas; escribí; me robé varios libros con o sin querer; olvidé cumpleaños y celebraciones; comprobé otra vez que no puedo con las masas; me morbosearon; morboseé; caminé sin rumbo; perdí contactos; fui a un encuentro de egresados de la universidad; me cobraron plata que debía cuando estaba en el colegio; me insolé y quedé alumbrando; no terminé de leer Rayuela; probé los mejores mojitos del mundo hechos por un argentino; me echaron los perros; me enamoré de Lolita y de Navokob también; perfeccioné mi inglés pero me fue mal en el examen; no llegué a dormir a la casa; boté plata de forma estúpida; dejé el hábito de leer el periódico todos los días; dejé libros sin terminar; releí otros; me volví más insensible; quedé mal; no ahorré dinero; escribí entradas para el blog que nunca me atreví a publicar; perdí mi status Quo; le hice la vida imposible a alguien; descubrí cosas paila en la familia; di mi primera clase; conocí en Facebook a algunos blogueros; tuve acné como una adolescente; me bebí un vino de reserva y que conservaba cuidadosamente; di malos consejos; acampé; denuncié abusos y escribí sugerencias; tuve emociones fuertes; fui buen y mal ejemplo; compré una cama semidoble; perdí tiempo; no hice nada; sentí la decadencia a flor de piel; me gustó; extrañé el blog; encontré la forma en que me voy a gastar mis cesantías; contemplé irme de niñera a EEUU ¿? ; no puse para la vaca; tomé antidepresivos; me trataron mal; me echaron flores; caminé por el Chorro de Quevedo hasta el amanecer; me traicionaron; traicioné; salí de juerga con mis primos como hacía años no lo hacía; me nombraron madrina de un matrimonio; le cogí fastidio al atún, a los huevos de codorniz y a las aguas aromáticas; tomé licor legal con sospechas que era adulterado; no me vi la teletón porque en otro canal estaban dando una buena película; voté por Mockus; jugué a la lleva; fui al homeópata y me hicieron acupuntura; pedí perdón varias veces; dije mil veces h-i-j-u-e-p-u-t-a; leí sus blogs; no comenté; me separé de mi prima con la que vivía; renuncié por completo a la carne roja; fui maquiavélica; compré un libro de cocteles; escribí algunos sueños; me pusieron gafas; me subí a un bus sin pagar; y a Transmilenio también; mi autoestima no subió; leí por fin completo "cien años de soledad"; salí corriendo detrás de alguien; me dejaron plantada; dejé plantado; me invitaron a un concierto de Bomba Estéreo y me gustó; me corté el pelo sólo una vez; regalé cosas viejas; no me cambié de casa; perdí apuestas; me hice la loca; fui sincera aunque doliera; me corcharon varias veces; pensé que estaba loca; nunca me pinté las uñas; conocí el famoso Full 80´s y me tumbaron allá; estuve en antros de mala muerte y la pasé bien; escribí un artículo sobre feminismo con una profesora de la universidad; fui lambona a mi conveniencia; …Y sufrí de una inexplicable pereza mental durante todo el año.

Pero que hijuemadres, ya llegará el 2011 que espero sea mejor, pues a pesar de mi ineludible repudio a las supersticiones, el 11 es mi número de la suerte. Así que el 31 me pondré cucos amarillos, comeré las 12 uvas, saldré por toda la cuadra con maletas y rellenaré con lentejas y monedas todos y cada uno de los bolsillos de mi indumentaria, para ver si en el año que viene mejoran más las cosas y el santísimo me hace el milagrito de vivir mejores experiencias para poder contárselas. No siendo más por este año lectivo, no me voy sin despedirme y desearles un feliz año a todos los que leen estas superfluas letras y acompañaron mi inconstante actividad bloguera.

Como aviso parroquial, no hay que olvidar que hay compatriotas que no puden celebrar con júbilo estas fechas; se convirtieron  en víctimas de este torrencial invierno que jodió a el país entero y lo perdieron todo. Mi invitación es a cooperar en la noble causa, esta vaina se nos salió de las manos.

Nos reencontraremos el otro año, y espero, con más disciplina.

¡Felices fiestas!